Recuerdame nunca llegar temprano, porque tu tren ya lo perdí.
Ese tren que cuando pasó por mi estación, siguió adelante, sin ni siquiera mirarme, sin ni siquiera decirme adiós, no, simplemente me golpeó con una ráfaga de aire que me noqueó dejándome aturdido, desconcertado, sin entender el por qué, pero pasó.
¿Y ahora que? ¿Seguir el rastro de aquella obra, o volver por el mismo camino?
Siempre dije que el tiempo lo soluciona todo, que pone a cada persona en su lugar, y fue el tiempo el que me dió aquella peligrosa forma de escapar de este mundo, de este mundo que en vez de esforzarse por lo que desea, espera, espera a su próximo tren.
No, yo no soy así, esperar no es lo mio, nunca lo fue.
Y hoy, 6 de agosto no será el día que empiece a hacerlo, la vida ya me ofreció alternativas, y ¿sabes qué? Un lobo nunca desaprovecha una.
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